Soy raro y, por primera vez en mucho tiempo, me he sentido orgulloso de serlo.
Deseoso de encontrar un grupo al que pertenecer, un colectivo en el que sentirme protegido y a gusto pero, a la vez, poseedor de un innato sentido de la independencia y el libre albedrío, he ido dando tumbos, intentando asimilarme a asociaciones y agrupaciones. Terapias de grupo, foros de internet, asociaciones religiosas y, ahora, el Centro CREER de Burgos. En todos ellos he sacado algo provechoso. Bien sean amistades, valores morales, un reencuentro con la fe o apoyo psicológico.
Pero ahora estoy donde tenía que estar. Mi Panhipopituitarismo es una enfermedad rara y raro es que me haya costado tanto tiempo caer en la cuenta. Tenía la intuición pero ahora poseo la certeza. Pero no nos enrollemos...
No esperéis ver a Cristiano Ronaldo apoyando una campaña solidaria pero sí a este pedazo de campeón con mayúsculas, modesto a la par que grande: Andrés Iniesta.
Ayer, 28 de Febrero, se celebró el Día de las Enfermedades Raras en el Centro de Referencia Estatal de las Enfermedades Raras (CREER). Acompañado de dos buenos amigos, nos sumergimos en la música de Gershwin, Frederic Chopin y Prokofiev, interpretada por el pianista y médico del centro Dr. Yerko P. Ivanovic Barbeito, una curiosa mezcla de sangre gallego-croata.
La presentación del evento fue realizada por el Director del centro, Miguel Ángel Ruiz Carabias, un simpático joven que, estoy seguro, dará dinamismo y entusiasmo a este proyecto hecho realidad llamado CREER. Estuvo acompañado por una representante del IMSERSO en el evento, de la cual no recuerdo el nombre.
El salón de actos del centro estaba a rebosar. Esperaba una tibia acogida pero afortunadamente me equivoqué. Soy malo con los números pero calculo que habría fácilmente un centenar de personas. Muchos de ellos los propios pacientes, entre los que me incluyo, y sus familiares. Una algarabía de gente reunida en torno a un proyecto común. Me alegré de que todos estuviésemos allí juntos por una causa justa. Y además la música como elemento integrador. Fue una tarde perfecta.
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